El post de hoy es desgraciadamente para daros una mala noticia: Mostaza falleció en la madrugada del viernes al sábado.
La verdad es que ha sido un palo muy grande, pues no ha dado signos de estar enferma hasta casi el final, como es costumbre entre las cobayas. El viernes tarde la llevamos al veterinario y se quedó ingresada, con Canela y Choco haciendo de acompañantes para reducir su nivel de estrés. Pero ya era demasiado tarde y a eso de la 1:30 de la madrugada nos llamaron para recoger a Choco y Canela.
Hoy no tengo muchas fuerzas para explicaros con detalle lo que ha ocurrido, pero parece que ha sido una infección y/o tumor en la base de los dientes delanteros. Otro día os contaré los detalles, con la esperanza de que nuestra experiencia os pueda servir para detectar a tiempo este problema en vuestras cobayas. Mostaza ha sido una cobaya muy enfermiza y propensa a las infecciones desde el día que llegó a casa, de manera que este final era fácil de presagiar aunque igualmente triste. Nos queda el consuelo de que no ha sufrido y ha estado siempre acompañada.
Mostaza era una cobayita extremadamente cariñosa con los humanos: con frecuencia salía de su casa para pedir mimos y subirse a nuestro regazo buscando caricias. También era muy cariñosa con las otras cobayas, le encantaba dormir acurrucada. Al mismo tiempo era extremadamente territorial y de eso dimos cuenta tanto cobayas como sus humanos, que más de un mordisco de aviso nos llevamos. Es de recordar además su pasión por los pimientos y las mantas suaves; y su extraño y completo rechazo al apio. Sin dejar de mencionar su excepcional y extraña voz cascada.
Hoy no tengo muchas fuerzas para explicaros con detalle lo que ha ocurrido, pero parece que ha sido una infección y/o tumor en la base de los dientes delanteros. Otro día os contaré los detalles, con la esperanza de que nuestra experiencia os pueda servir para detectar a tiempo este problema en vuestras cobayas. Mostaza ha sido una cobaya muy enfermiza y propensa a las infecciones desde el día que llegó a casa, de manera que este final era fácil de presagiar aunque igualmente triste. Nos queda el consuelo de que no ha sufrido y ha estado siempre acompañada.
Mostaza era una cobayita extremadamente cariñosa con los humanos: con frecuencia salía de su casa para pedir mimos y subirse a nuestro regazo buscando caricias. También era muy cariñosa con las otras cobayas, le encantaba dormir acurrucada. Al mismo tiempo era extremadamente territorial y de eso dimos cuenta tanto cobayas como sus humanos, que más de un mordisco de aviso nos llevamos. Es de recordar además su pasión por los pimientos y las mantas suaves; y su extraño y completo rechazo al apio. Sin dejar de mencionar su excepcional y extraña voz cascada.
Buen viaje Mostaza, espero que tengan pimientos allá donde vas.
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