Las cobayas no son animales muy inteligentes. Resulta difícil que aprendan trucos, como sí lo pueden hacer los perros; aunque no es imposible. La mayoría de las veces las cobayas ni siquiera responden a su propio nombre. No me interpretéis mal, no estoy haciendo de menos a estos animalitos, simplemente digo las cosas tal y como las veo.
Pero no creáis que por lo dicho anteriormente, las cobayas no son conscientes del lugar en el que viven y de quienes son sus humanos. Nada más lejos de la realidad. De tontas no tienen un pelo (y eso que tienen muuuuuucho pelo).
Los que viváis con una cobaya sabéis como reaccionan alocadas cada vez que oyen una bolsa de plástico pensando que ya es la hora de la comida, aunque sea el plástico que envuelve el catálogo del Decathlon. Por no hablar de cuando oyen la nevera a ciertas horas de día pensando que por fin llega el pimiento…
Además de aprender a relacionar el sonido de las bolsas de plástico con la comida, también son capaces de aprender otras cosas relacionadas con su vida diaria. Como a subir y bajar rampas. Sí, sé que no es algo muy extraordinario, pero a Choco le llevó varios días aprender la nueva disposición de la casa y las nuevas rampas, así que hay que reconocerle el mérito. A Mostaza le llevo minutos y a Canela un par de horas, pero es obvio que igual que no todas las personas son igual de inteligentes, lo mismo ocurre en el resto del mundo animal. Y a pesar de que Choco sea una cobaya un pelín más tontina no le vamos a querer menos por eso.
Otra cosa que han aprendido nuestras cobayas a lo largo de este tiempo es cual es su casa. Especialmente los días que toca limpieza: ellas se quedan tranquilamente en su corralito hasta que acabo de limpiar. En ese preciso instante y no antes (y eso es lo que me maravilla) forman un trenecito de cobayas y se van acercando hasta que vuelven dentro. Si para entonces, no les he puesto su comida en los comederos y henera no creáis que no se quejan, no… Si ya os digo que tontas no son…
Pero no creáis que por lo dicho anteriormente, las cobayas no son conscientes del lugar en el que viven y de quienes son sus humanos. Nada más lejos de la realidad. De tontas no tienen un pelo (y eso que tienen muuuuuucho pelo).
Canela con cara de lista y curiosona |
Además de aprender a relacionar el sonido de las bolsas de plástico con la comida, también son capaces de aprender otras cosas relacionadas con su vida diaria. Como a subir y bajar rampas. Sí, sé que no es algo muy extraordinario, pero a Choco le llevó varios días aprender la nueva disposición de la casa y las nuevas rampas, así que hay que reconocerle el mérito. A Mostaza le llevo minutos y a Canela un par de horas, pero es obvio que igual que no todas las personas son igual de inteligentes, lo mismo ocurre en el resto del mundo animal. Y a pesar de que Choco sea una cobaya un pelín más tontina no le vamos a querer menos por eso.
Otra cosa que han aprendido nuestras cobayas a lo largo de este tiempo es cual es su casa. Especialmente los días que toca limpieza: ellas se quedan tranquilamente en su corralito hasta que acabo de limpiar. En ese preciso instante y no antes (y eso es lo que me maravilla) forman un trenecito de cobayas y se van acercando hasta que vuelven dentro. Si para entonces, no les he puesto su comida en los comederos y henera no creáis que no se quejan, no… Si ya os digo que tontas no son…
Otra demostración de su intelecto es el reconocimiento de los diferentes humanos de su entorno. No creáis que se confunden. No es que conozcan a muchísima gente, pero son perfectamente capaces de distinguir a SUS humanos del resto. Esto se hace especialmente evidente cuando vamos al veterinario; no, no se salen nunca corriendo hacia el vete en lugar de hacia nosotros. También nos distinguen a sus dos humanos el uno del otro: saben cual es el que trae la comida y cuando y saben quien puede ser convencido de traer algo extra a media tarde.
Y para que veáis que también hay cobayas especialmente inteligentes os dejo aquí un video de una cobayita muy lista, capaz de hacer 6 trucos distintos perfectamente. No puedo imaginarme cuanto tiempo han necesitado para entrenarla así de bien…..
El próximo día os contaré algo más sobre la inteligencia de las cobayas y su concepto de justicia, bastante desarrollado para la simplicidad general de su comportamiendo.
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